Hasta este momento en el blog de la experienciaoptima.org se ha escrito sobre la anatomía de la conciencia, con el enfoque particular en la definición y descripción de sus componentes.
Para esto, siguiendo la estructura y secuencia de la obra “Fluir” del Dr. Mihaly Csikszentmihalyi, se ha recurrido a un modelo fenomenológico basado en la teoría de la información, lo cual quiere decir que los componentes de la conciencia pueden identificarse como fenómenos, y en su defecto, como fragmentos de información. (Si lo consideran necesario, para repasar los detalles del modelo, pueden revisar la entrada “Los fenómenos en la conciencia”.)
Dado lo anterior sólo falta explicar el componente más importante de la conciencia: el “yo”. Ese “yo”, que aunque sólo es un contenido más de la conciencia, es el responsable de utilizar la energía psíquica, de dirigir nuestras intenciones y perseguir nuestros objetivos. Con base en el texto del Dr. Csikszentmihalyi (en lo sucesivo sólo Dr. C. para simplificar la lectura) nos referiremos a el “yo” como la personalidad.
YO = PERSONALIDAD
Entonces, ¿por qué es que la personalidad es el componente más importante de la conciencia? Básicamente por tres simples razones:
1 La personalidad contiene todos los fenómenos que se han representado en la conciencia y, como podrán deducir, estos fenómenos siguen sumándose conforme se siguen experimentando momento a momento.
“… la personalidad no es un fragmento normal de información. De hecho, contiene todo lo que ha pasado por la conciencia: recuerdos, acciones, deseos, placeres y dolores”. (Csikszentmihalyi, 1996, pg. 61).
2 La personalidad es la representación de la jerarquía de objetivos de cada persona, y es con base en ésta jerarquía que cada persona dirige y enfoca su energía psíquica (atención) para integrar información a la conciencia y construir su realidad.
Esta característica de la personalidad y la jerarquía de objetivos se ilustró en la entrada “Los mecanismos de la atención y la construcción de la realidad” con el ejemplo del extrovertido y el introvertido en la fiesta. Con ese ejemplo se mencionó que el individuo (extrovertido o introvertido, no importa) puede hacer un uso más eficiente de su energía psíquica, modificar o reforzar objetivos, cambiar o fortalecer su personalidad, e incluso, construir una nueva y diferente realidad. De ahí la importancia de la relación entre la energía psíquica y la jerarquía de objetivos o personalidad.
3 La característica más importante de la personalidad es que ésta “representa simbólicamente todos los demás contenidos de la conciencia y también el esquema de sus interrelaciones” (Csikszentmihalyi, 1996, pg. 61).
En resumen, la personalidad es el componente más importante de la conciencia porque contiene todos los fenómenos que se han representado y se siguen representando en la conciencia; porque es la representación de la jerarquía de objetivos mediante la cual se dirige y utiliza la energía psíquica; y porque representa todos los contenidos de la conciencia y sus interrelaciones.
Conforme vivimos y experimentamos nuevos fenómenos las representaciones, jerarquías, contenidos e interrelaciones que forman la personalidad están cambiando y evolucionando constantemente, actualizando así, también de manera constante, la personalidad y los mecanismos de la atención.
Por último, como componente de mi conciencia y fragmento de información dentro de ella, existe una característica más de la personalidad que vale la pena considerar y entender para efectos de la teoría. Así como con los demás fenómenos que experimentamos a diario, la personalidad tiene muchas y diferentes versiones. Y esto no sólo aplica para mi personalidad, sino para la de cada persona.
Es decir, la versión original de mi personalidad, la más completa y más fiel, es la versión que yo tengo de mí, la que está construida y formada en mi conciencia. Las demás versiones de mi personalidad son aquellas versiones “incompletas” que las personas que me conocen construyen y forman en su conciencia con la poca o mucha información que tienen acerca de mi.
De esta manera, mediante la comprensión de la personalidad y sus características, se pueden conectar y relacionar los fenómenos de la conciencia así como los distintos componentes que la integran. Con este esquema, continuando con la teoría del Dr. C., podremos abordar los procesos y mecanismos de la conciencia con miras a ordenarla y alcanzar los estados de flujo.